La investigación comenzó en junio del año pasado durante el período de escasez de nafta y gasoil, cuando se detectó en el Puerto de Buenos Aires un camión cisterna que realizaba maniobras ilícitas de carga de combustible. A través de una manguera para pileta se extraía la gasolina de los tanques que transportaban los barcos.

A partir de ahí, se hizo un seguimiento del camión y así se dio con la estación de servicio ubicada en Casella Piñero al 150 en Sarandí. Luego se iniciaron escuchas telefónicas y tareas de campo se pudo establecer cómo funcionaba el sistema de distribución ilegal del combustible.

Distintos camiones cisterna sin identificación llegaban a la estación trucha de Sarandí para descargar la nafta y el gasoil en unos tanques plásticos de mil litros.

Los camiones realizaban la misma operación en distintos puntos de la provincia como La Plata, Chascomús, Campana y Chacabuco. Entre sus clientes tenían a empresas de transporte de larga distancia y compañías agrarias.

La estación de servicio clandestina poseía una infraestructura precaria con surtidores viejos y sin las normas básicas de seguridad.

Al inspeccionar el lugar se encontraron cuadernos y talonarios con anotaciones de pagos que evidenciaban la venta ilegal de nafta y gasoil a un precio inferior al que se consigue en las estaciones de servicio habilitadas.

También se halló una planilla donde se anotaban las reservas que tenían almacenadas: "7.630 litros de gasoil y 2.250 litros de nafta súper".

Cuando le pidieron al dueño del local las hojas de ruta de los camiones que le proveían combustible, dijo que no las tenía.

Bomberos de la Ciudad tomaron muestras para precisar la composición de un líquido oscuro que se encontraba en una fosa y también de las sustancias que había en los surtidores ya que se considera la posible adulteración del combustible.