Fuerte preocupación de Daniel Rosato, titular de las PyMEs Argentinas

Fuerte preocupación de Daniel Rosato, titular de las PyMEs Argentinas

La industria bajo amenaza por la importación desregulada. El titular de Industrias PyMEs Argentinas y de una papelera en Berazategui asegura que las medidas anunciadas por Luis Caputo harán caer la producción, el consumo y el empleo.

Daniel Rosato es titular de IPA e industrial papelero
Daniel Rosato es titular de IPA e industrial papelero

Devaluación, eliminación de los controles para importaciones, un dólar más caro para comprar que para vender y más poder a quienes monopolizan la provisión de materias primas nacionales. Daniel Rosato enumera los puntos que considera letales para el universo de las PyMEs. Al frente de Industriales PyMEs Argentinos (IPA) y de su propia empresa papelera, en Berazategui, Rosato tiene en claro que se avecina un proceso similar al encabezado por Mauricio Macri ente 2015 y 2019 donde "cerraron 23 mil PyMEs".

En la provincia de Buenos Aires hay más de 160 mil PyMEs, según el último informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Otro informe, en este caso de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (UCEMA), expone que a lo largo y ancho del país las PyMEs generan el 50 por ciento del empleo asalariado y el 77 por ciento del empleo privado total.

 

A lo largo de la charla con Buenos Aires/12 todo el escenario que percibe el dirigente empresarial es de preocupación. Además, en materia económica, considera que el gobierno de La Libertad Avanza "empeoró" las condiciones para importar y exportar, quitándole competitividad a las PyMEs.

—¿Por qué dice eso?

—Los anuncios de Luis Caputo fueron un sinceramiento del dólar. La verdad es que antes del anuncio hubo aumentos desde el veinte hasta el cien por ciento, y los proveedores de las PyMEs ya habían hecho incrementos basados en un dólar a 600 o 650 pesos. Pero vino otra sorpresa. Desde el Gobierno Nacional nos plantean que hay que importar al dólar oficial, que está 800 pesos, al que se le agrega el Impuesto PAIS del 17,5 por ciento. Eso lleva al dólar a 940 pesos. Pero para el exportador esto da pérdidas, porque tiene que exportar a un dólar oficial de 800 pesos al que se le resta una retención del 15 por ciento, lo que lo lleva a, más o menos 735 pesos. Entonces exportamos a 735 pesos, pero importamos a 940.

—¿Qué consecuencias trae esta situación?

—A la PyME que compra materia prima, le da valor agregado y la exporta, directamente la deja sin competitividad. Este gobierno criticaba al anterior porque se quedaba con la plata de los exportadores y hace lo mismo. Los dólares que te ingresan de las exportaciones el Banco Central te los transforma en pesos y luego el mismo exportador tiene que comprar dólares otra vez para hacerse de los insumos importados. A su vez, sobre el tema importaciones hay que agregar otra cosa: al eliminar los SIRA (los permisos de importación que entregaba Sistema de Importación de la República Argentina) cualquiera puede importar lo que sea.

—¿Se abrieron las importaciones libremente?

—El actual acceso directo a las importaciones es una apertura total del mercado. Milei había dicho que iba a dar dos años de tiempo antes de abrir las importaciones, así la industria local podía llegar a ser competitiva. En vez de dos años fueron dos días. Hoy cada uno puede importar lo que quiere. Eso conlleva que lo que ya empezó y se va a agravar: van a entrar productos importadores que afectan a la industria nacional.

—Pero el Milei habló de que los permisos SIRA son un curro, ¿Por qué?

—Este sistema surge de la falta de dólares que tiene el país, entonces había que administrar muy bien su salida. Lo que plantean del curro es porque era un sistema que analizaba al importador. No hay que quitarle mérito porque controlaba de lo que entraba. Entre otras cuestiones, se analizaba si alguien importaba algo que se produce en el país, había que ver cuanto entra de ese producto para que no atentara contra esa fábrica. Además, se analizaban otras cuestiones, como si un importador traía, usualmente, 10 mil kilos de aluminio y de repente pide un millón. Ahí había especulación y lo hacía por la conveniencia del tipo de cambio diferenciado.

—¿Y ahora qué situación quedó?

—No hay más control. Fueron de un extremo a otro y ahora se importa lo que se quiere, sin pensar en la industria nacional. Es preocupante porque entre 2015 y 2019 perdimos casi 7.500 PyMEs industriales manufactureras y durante estos últimos años, incluso con pandemia, se recuperaron unas 1.400. Hoy vemos que puede ocurrir un cierre de PyMEs y se va a comenzar a dar porque no pueden competir con importados.

—¿Por qué no se puede dar esa competencia?

—Porque en Argentina las materias primas para las PyMEs valen entre un 300 y un 400 por ciento más caro que en el resto del mundo. Por eso cuando en política dicen que la industria será competitiva por bajar impuestos o costos... nunca lo seremos mientras haya un solo proveedor de acero, uno sólo de aluminio, uno sólo de polipropileno y ellos decidan no bajar los costos.

—¿Es un problema de concentración?

—Claro. Son los monopolios creados para los insumos. Hace mucho que Argentina no puede controlarlo y se da esta situación. No nos permiten tener competitividad. Hoy, con este gobierno, están fortalecidos y encima toman lugares importantes en gestión, lo que determina la manera en que afectará a nuestro sector.

—¿A qué lugares de poder se refiere?

—Paolo Rocca es quien tiene el monopolio del acero y un hombre de Techint estará al frente de YPF, por ejemplo. Rocca acaba de hacer un evento pro-PyME en búsqueda de fortalecer la cadena productiva, pero si quiere ayudar que ¡baje el precio del acero!

—¿Ya empezaron a verse los efectos de estas políticas?

—Nosotros en la papelera tenemos algunos insumos importados y hoy vemos que hay sobreprecios. Pero lo grave se da en el sector textil o en la metalúrgica que producen bienes de capital. Las petroleras no van a comprar una bomba acá, la compraran en el exterior porque va a ser un 30 por ciento más barata. Eso va a invadir el mercado argentino. La prueba es la fábrica de zapatillas en Chivilcoy que ya lleva 150 despidos y dan vacaciones. Como presidente de IPA hablo con toda la industria y a todos les pega de la misma manera. Algunos dicen directamente que van a importar, se convierten en importadores.

¿Cuáles son las dificultades que atravesaron las PyMEs con el gobierno anterior?

—El problema siempre es la falta de dólares. Hubo un error que cometió el gobierno anterior que fue el rol del Banco Central: hasta marzo de 2022 era el que manejaba las importaciones y no pasaba por el área de comercio. Entonces el Banco Central decidía a quién le daba dólares. Con ese poder salieron miles de millones de dólares sin saber a dónde iban. Hubo inconsistencias. Con la llegada de Guillermo Mitchell a la Aduana se descubrieron una cantidad enorme de inconsistencias, de pagos al exterior indebidos, y eso fue por falta de control. Hubo dólares que salían por mercadería sobrevaluada, y con los permisos del SIRA eso dejó de ocurrir.

—¿El “festival de importaciones” del que habló Cristina Kirchner, no?

—El festival de importaciones fue real. Salieron dólares para importaciones que no eran exactamente para compra de materias primas y se compraban insumos que no eran de primera necesidad.

—¿Qué opina sobre algunos legisladores de Milei que hablan de terminar con la "industria nacional subvencionada"?

—Es un problema ideológico. Necesitamos economistas, pero que sean estadistas. Que tengan experiencia de cómo manejar un país, que tengan en cuenta la parte social, lo que necesita Argentina para seguir creciendo. Estados Unidos, Europa, China, Japón y todos los países imponen aranceles para cuidar su industria. ¿Por qué esa mentalidad de que se trata de un subsidio? La industria nacional es nuestro patrimonio, es parte de la economía. Yendo a una experiencia cercana, durante la pandemia se demostró el valor de la industria nacional. Argentina pudo solucionar gran parte de sus problemas con su industria. Gracias a eso pudimos sobrevivir.

—¿Convenía seguir con el modelo del gobierno anterior?

—Acá hay que decidir si se quiere un país con industria o no. Íbamos por este camino pese a la crisis, el año que viene se iban a solucionar los problemas más graves de la mano del sector energético. Suplantando las importaciones de petróleo y gas para abastecer y encima exportar, íbamos a tener muchos más dólares.

—¿Pudieron conversar esta situación con el gobierno actual?

—Estamos pidiendo una reunión con el gobierno porque vamos al cierre de miles de fábricas y un alto desempleo. No vamos a tener mejores salarios, se viene una crisis muy fea como en la década del ‘90, algo similar a lo sucedido durante la presidencia Macri donde cerraron casi 7.500 mil PyMEs industriales manufactureras y 23 mil en total.

—Tocó el tema de la energía, ¿Cómo se evalúa el posible incremento de tarifas por quita de subsidios?

—Se habla de un aumento en la energía que sería de un 300 por ciento. Si esto se aplica, sumado a otros aumentos más, ya en febrero o marzo del año que viene entraremos en una recesión muy grande. Lógicamente, la inflación va a bajar por falta de consumo, pero sin consumo, el sector afectado será la industria.

—¿Cómo imagina el escenario de las paritarias?

 

—Es lógico que los trabajadores quieran recomponer su salario porque vienen perdiendo muy mal. Es necesaria la reconversión salarial porque nuestros clientes son nuestros trabajadores. Pero hoy hay una política económica con un manual y receta que hemos vivido y nos dice que no estamos cuidando el mercado interno. Esto nos puede llevar a una situación complicada de recesión y falta de empleo, son las consecuencias que vemos. Hay que cambiar la informalidad e ir hacia la formalidad y eso se hace con más producción. El gobierno trabaja con un manual de economía que piensa en el financiamiento y no en la productividad. No debemos retroceder.

Nota de Andres Miquel para Página/12

¡whatsappeanos!