Nació como la iniciativa de un universitario con ganas de que su entorno pueda colaborar y cambiar vidas. A través del voluntariado, hoy mueve a miles de personas y ya crece por Latinoamérica
Desde sus comienzos, Huellas ha sido testigo de un crecimiento que ha trascendido fronteras y barreras geográficas. Lo que comenzó como una pequeña iniciativa local para ayudar a personas en situación de vulnerabilidad, ha crecido hasta convertirse en un movimiento regional que está dejando una huella profunda en la sociedad y cuya influencia se empieza a extender por todo el continente latinoamericano
“Creamos un puente entre las personas que quieren ayudar y miles de personas en situación de vulnerabilidad”, expresó su fundador, Ezequiel Rodríguez Padilla.
La organización se destaca por fomentar y facilitar el voluntariado en hogares de niños, comedores y asilos, estando establecida ya en diez ciudades de Argentina, en Montevideo, la capital del país hermano Uruguay y comenzando ahora su expansión por Centroamérica.
Un viaje transformador hacia Centroamérica
Este anhelo de expansión no sólo ha sido un objetivo, sino también un testimonio de la determinación y dedicación de la organización para impulsar un cambio significativo en la sociedad. Ahora, este sueño se ha convertido en una realidad contundente llevando por primera vez voluntarios hacia El Salvador.
Huellas ha alcanzado un logro fundamental al establecer una alianza con la aerolínea Arajet, con el objetivo de llevar a cabo su expansión por todo el continente latinoamericano. Esta unión marca el inicio de un camino transformador hacia su objetivo de alcanzar nuevas fronteras y extender su ayuda a una audiencia más amplia.
“A ellos les encantó la idea de unirse a cumplir este sueño de expandirnos por toda Latinoamérica. Empezamos en Argentina, el año pasado llegamos a Uruguay, y ahora con este nuevo aliado vemos cualquier cosa posible. Un verdadero sueño”, comenta Ezequiel.
Asimismo, reflexiona: “Ayudar nos hace bien a todos. Sin importar la edad o condición social. Y esto no solo se da en los jóvenes voluntarios, o en los niños y ancianos que acompañamos. Se da en cualquier persona”.
Efecto multiplicador
Desde Huellas destacan que sólo precisan llegar a una nueva ciudad para lograr contagiar el espíritu de voluntariado y ayuda solidaria a una nueva comunidad. Luego de unas semanas el movimiento queda establecido y se contagia de persona en persona.
“Durante dos meses viajan voluntarios experimentados a la nueva ciudad, y con la ayuda de las redes sociales y los medios de comunicación comienza la magia solidaria”, comenta su fundador.
De este modo la organización platense ya estableció su voluntariado no solo en todo el AMBA, sino también en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Mendoza, San Juan y Montevideo, mientras que comienzan a replicar el modelo en El Salvador.
En su travesía hacia la expansión y el impacto, Huellas recuerda con orgullo su lema: “Somos Huellas y cambiamos vidas a través del voluntariado”.
Esta frase encapsula la esencia de su misión y refleja el compromiso que tienen con la transformación positiva de las comunidades a las que ayudan. La oportunidad de llevar su labor a nuevas fronteras no solo es un sueño realizado, sino también una responsabilidad renovada para continuar cambiando vidas y dejando una huella duradera.
Así, El Salvador marca el comienzo de una nueva era para Huellas, pero también es solo el principio. Esta iniciativa de expansión representa un punto de inflexión emocionante en su viaje, decididos a seguir adelante y explorar todas las oportunidades que se presenten en su camino, llevando esperanza, oportunidades y un cambio positivo a cada comunidad a la que viajen.