Barre además con la idea que la propia Cristina y su círculo político más cercano, La Cámpora, son el problema del peronismo. Idea lógicamente sostenida por quienes defienden proyectos indudablemente enfrentados con los intereses populares, pero curiosamente también por sectores o dirigentes internos del propio peronismo.
La fortalece a la propia Cristina frente a una nueva avanzada del partido judicial, que vuelve a amenazarla con la prisión, dado que es la voz más fuerte del pueblo contra políticas de saqueo, hambre, violencia y desintegración de la Patria.
Desde la presidencia del Partido Justicialista, Cristina podrá marcar de mejor forma los tiempos de la reconstrucción política de nuestro espacio. Sin apuros y sin demoras. Con mirada federal y en pos de la construcción de un país para todxs.
Desde 2003 a la fecha, lejos de “secuestrar” el peronismo como sostienen quienes desde dentro y desde afuera de nuestro movimiento trabajan para dividirnos, alejarnos del pueblo y convertirnos en herramienta más de las poderes económicos concentrados, el kirchnerismo ha sido para varias generaciones militantes la puesta en práctica de los preceptos del peronismo en el gobierno, siempre bajo las banderas de “Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social”.
Cristina como lo hizo junto a Néstor y cuando le toco gobernar el país, volverá a poner al peronismo en la senda de representar a los sectores populares de nuestro país, a los trabajadores, a los humildes, a las mujeres, a los jóvenes, a los pibes, a los adultos mayores como se concretó entre 2003 y 2015 y tras la experiencia fallida del Frente de Todxs entre 2019 y 2023.
Lo hará en firme e innegable oposición al gobierno de Javier Milei, La Libertad Avanza y quienes se le ofrecen de rueda de auxilio, en su búsqueda de asfixiar a los gobiernos provinciales y quebrar nuestra representación parlamentaria, reprimarizar y dolarizar la economía, regalar recursos naturales, entregar soberanía y, enfrentarnos entre argentinos y argentinas.
A nivel regional y porque no internacional, Cristina encarna y simboliza además un proyecto definido de integración y concordia entre los pueblos, con horizonte en la justicia social.
Por otro lado, y en términos de la vida interna de nuestro movimiento, la presidencia de Cristina asegura un proceso de trasvasamiento generacional ordenado del que, orgullo nos da mencionarlo, nuestra intendenta y conductora Mayra Mendoza es figura central y en constante crecimiento, junto a otros y otras.
No tenemos duda alguna, el momento es propicio para que Cristina presida el Partido Justicialista a nivel nacional y encabezados por una mujer, reconstruirnos desde la esperanza y la certeza del camino trazado.