Así lo afirmó el obispo de Quilmes, Carlos Tissera, en la XXIX Misa de la Esperanza que se realizó este sábado en el Cruce Varela. Encuentro enel que también se realizó la VIII Jornada Mundial de los Pobres que el Papa Francisco instituyó en 2017.
Tissera presidió la celebración eucarística acompañado del Obispo Auxiliar de la Diócesis, Eduardo Redondo, del Obispo de Avellaneda-Lanús, Marcelo (Maxi) Margni, del Obispo emérito de Río Gallegos y colaborador en la diócesis de Quilmes, Juan Carlos Romanín sdb, y de sacerdotes y diáconos. Con una numerosa convocatoria de fieles que se acercaron desde todos los rincones de Berazategui, Quilmes y Florencio Varela. Además, estuvieron presentes Andrés Watson, intendente de Florencio Varela, y Carlos Cúster, ex embajador argentino en la Santa Sede.
En su homilía, Tissera tomó las palabras que el primer Obispo de Quilmes, el Siervo de Dios Jorge Novak, pronunció 25 años atrás en la Misa de la Esperanza de 1999: “Más vale que nos sometamos a la Palabra de Jesús en este tiempo de misericordia, para no caer bajo el rigor del Juicio final”: “No me dieron de comer, no me alojaron, no me visitaron… ¡Qué este testimonio de Jesús despierte a la sociedad dormida, a la sociedad ausente, a la sociedad mezquina!”. E instó a que “hagamos nuestras sus palabras. En tiempos que se nos quiere hacer creer que “la justicia social es una aberración”.
El Obispo de Quilmes afirmó, que “nos da mucha esperanza la presencia de tantas personas que, en tiempos tan difíciles, durante y después de la pandemia, trabajan con paciencia y entusiasmo sosteniendo esos lugares de alivio y contención: comedores, merenderos, hogares, casas comunitarias, etc. No sólo sirven generosamente, sino que muchas de ellas han padeciendo las críticas de los que injustamente los tratan como corruptos, oportunistas, y hasta indicarlos como los causantes de los males que aquejan a la sociedad, como es el empobrecimiento y la indigencia creciente de los últimos años”.
Y como unos de las prioridades que salió en los encuentros sinodales de los cinco decanatos de la diócesis, el Padre Obispo Tissera resaltó “La presencia de los jóvenes nos llena de alegría y de esperanza… Escuchemos sus críticas, atendamos sus dolores y sufrimientos. Caminemos juntos con ellos; cedámosle el espacio que merecen ocupar, para que sean protagonistas y no sólo espectadores de un mundo que los descarta, porque no producen”.
Durante la misa se recordó con cariño a Patricia Fernández y a los sacerdotes Adrián Gómez y Miguel Hrymacz fallecidos durante este año. Y se conoció la noticia del fallecimiento de la Hermana Justa Tello, del Instituto Sagrada Familia de Nazareth, por quien el obispo diocesano invitó a rezar “por su eterno Descanso” y para que “el Señor la reciba en el Cielo junto a los santos y la Virgen”.
Previo a la celebración religiosa, durante la tarde calurosa, los diferentes departamentos, movimientos y grupos de la diócesis compartieron la riqueza de sus carismas en la Expo-Feria del camino sinodal, Y la Pastoral Juvenil animó un espacio musical con artistas católicos.