
“Estamos con bastante bronca porque no se justifica la libertad condicional al ex cabo Acosta. Así actúa la Justicia cuando cubre a los poderosos. A quienes mandan a asesinar”, afirmó Alberto Santillán, padre de Darío.
En tanto, su hermana Mara señaló que “no vamos a bajar los brazos. Voy a seguir peleando por mi hermano. Y por el futuro de nuestros hijos. Si dejan salir a los asesinos a la calle el futuro de nuestros hijos está en peligro”.
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki fueron asesinados el 26 de junio de 2002 por el entonces cabo de la Policía Bonaerense Alejandro Acosta Castaño y su jefe, el entonces comisario Alfredo Fanchiotti.
Fanchiotti y Acosta fueron condenados por la denominada Masacre de Avellaneda: Kosteki y Santillán, otras 33 personas recibieron balas de plomo policiales, decenas fueron heridas de distintas formas y unas 200 fueron detenidas, tras una cacería por las calles de Avellaneda.
Años después, el Tribunal en lo Criminal 7 de Lomas de Zamora condenó a Fanchiotti y Acosta a prisión perpetua por los homicidios de Kosteki y Santillán, y por otros siete en grado de tentativa.