AySA está llevando a cabo un programa de reducción de fugas en sus más de 24.000 kilómetros de redes de agua, utilizando tecnología satelital con el objetivo de recuperar 500.000 m³ de agua potable por día, lo que equivale al consumo diario de 1 millón de habitantes. Además, a partir de esta tecnología, la empresa optimiza los tiempos de localización y reparación de pérdidas difíciles de detectar, ya que no afloran en terreno al estar soterradas e invisibles.
Alejandro Barrio, Director Técnico y de Desarrollo Tecnológico, explicó: “El plan de búsqueda de fugas a través de satélites consiste en una nueva herramienta incorporada al programa de eficientización de redes y reducción de agua no contabilizada. El satélite actúa como un radar cuya señal penetra en el suelo detectando humedad. Gracias a esta tecnología se recibe una imagen con puntos geográficos, cada uno representando una potencial fuga.”
Las acciones como la gestión de presiones y la renovación de redes buscan principalmente mejorar la eficiencia del servicio, evitando pérdidas de agua potable en el recorrido desde las plantas potabilizadoras hacia los hogares. Además, permiten llegar a más usuarios garantizando el caudal necesario para seguir expandiendo la red.
Claudio Benjumeda, jefe del Departamento de Control de Agua No Contabilizada (CANC) en AySA, explicó: “La búsqueda, reparación y localización de fugas en las redes de agua son procesos vitales para la empresa, especialmente debido a nuestra gran concesión. Ahí es donde comenzamos a apoyarnos en tecnologías emergentes, como el diagnóstico por satélite de fugas de agua. Con esta herramienta, reducimos el 85% del área de búsqueda, concentrando todos nuestros recursos en los puntos de interés.”
El diagnóstico satelital tiene su origen en la búsqueda de agua en Marte por parte de la NASA. Aunque esta implementación es novedosa para la búsqueda de fugas en redes de agua, se ha utilizado durante mucho tiempo en agricultura y forestación.
A través de la geofonía, una herramienta que amplifica el sonido de las fugas invisibles, y con el uso de un accesorio llamado campana de suelo, se detecta la posición exacta de la fuga a lo largo del tramo de la cañería. Esto se realiza en zonas identificadas como “puntos de interés” para una posterior reparación de las pérdidas detectadas.
“Este proyecto fusiona todas las lecciones aprendidas con las herramientas electroacústicas, como el correlador y el geófono, con la tecnología emergente del diagnóstico de imágenes por satélite”, agregó Claudio Benjumeda.
El proyecto iniciado en 2019 con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo incluyó dos trabajos piloto para evaluar la eficacia de la nueva tecnología. Con los resultados obtenidos, AySA decidió avanzar y en 2023 comenzaron los trabajos de diagnóstico satelital en toda su área de concesión con el objetivo de detectar las zonas más críticas.
Alejandra Bettig, gerenta de Recupero de Agua No Contabilizada (RANC), explicó: “La eficacia se mide por la cantidad de fugas detectadas por kilómetro. Históricamente estábamos en 1,5 fugas/km y con esta tecnología, luego de haber recorrido aproximadamente 17.000km de redes, estamos en un promedio de 8,5 fugas/km”. Detalló además que las búsquedas se organizan en lotes de 4.000 kilómetros y que, de estas verificaciones, se detectan los tramos de cañerías con alta probabilidad de fugas.
La búsqueda de fugas de agua potable con ayuda satelital es una de las herramientas utilizadas dentro del ambicioso plan de AySA para hacer aún más eficiente el recupero de agua potable durante el recorrido de sus redes y la reducción de los gastos asociados a la producción del servicio.