En estos días vemos con asombro el reclamo de la FESIMUBO de convocatoria al Consejo del Empleo Municipal en la Provincia de Buenos Aires. Y decimos que nos asombra, porque quienes tienen el poder de unirse para solucionar este tema a nivel nacional no hacen otra cosa que patear afuera la pelota y dejar de lado su responsabilidad de sentarse y trabajar unidos para lograr una conquista que tiene 70 años de atraso.
Es fácil acusar al gobierno provincial desde la comodidad de los sillones y no dar un solo paso para alcanzar la solución.
Desde hace años, los trabajadores municipales de todo el país vienen siendo la moneda de cambio, con salarios de miseria, con básicos por debajo de la línea de indigencia, mientras en las cúpulas de las centrales nacionales se miden a ver quién tiene más poder.
Y lo que no entienden es que el verdadero poder emana de aquellos que no llegan a fin de mes, de los que tienen que soportar mayor cantidad de horas de trabajo para poder alcanzar un salario que ni siquiera es digno.
Correrle la cola a la jeringa y tirar afuera las culpas propias es una característica que ha marcado la trayectoria de dirigentes que siempre usaron a los trabajadores como moneda de cambio, y esta vez cumple con todas las generales de la ley.
Los salarios de los compañeros trabajadores no pueden jugarse en la mesa de la interna ni ser moneda de cambio para ver si podemos colar autoridades en la mesa del PJ Nacional o concejales y diputados en la próxima elección.
Los trabajadores llamamos a los dirigentes a mirar a su alrededor y bajar de la palmera, a darse cuenta de que hoy la sociedad está sufriendo una crisis de miseria y hambre y que muchos compañeros del interior de la provincia y el país no llegan ni siquiera al día 15 de cada mes.
Pegarle al Gobernador Kicillof puede que les sume en la interna, pero es una mirada miope cuando lo que está en juego es el futuro de los trabajadores municipales de todo el país.
Por eso invitamos a los descarriados a dejar de lado las mezquindades y a sentarse de una vez por todas a una mesa de discusión y ponerse de acuerdo para lograr una Ley Nacional que permita que alguna vez un trabajador de La Quiaca pueda equiparar su sueldo con el de Ushuaia.