“Tres de cada Cuatro adolescentes que apuestan dedican hasta dos horas diarias al uso de aplicaciones que, en su mayoría, son ilegales”, así lo refleja un trabajo federal realizado por un equipo interdisciplinario que llevó a cabo más de Nueve mil encuestas a voluntarios de las 24 provincias. 

Ante el avance de las apuestas online en niños, niñas y adolescentes, quienes adquirieron hábitos adictivos, problemas de salud mental, desarreglos económicos y conflictos familiares y sociales, se conformó un grupo de investigación identificado "Apostar no es un juego", conformado por un equipo interdisciplinario de profesionales y docentes egresados de distintas universidades.

En su informe final se realizó con más de 9.000 encuestas entre marzo y julio, con voluntarios de 15 a 29 años de 360 localidades de las 24 provincias.

"Según el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, el 30% de la población tiene alguna vinculación con las apuestas en Argentina, donde 7 de cada 100 son considerados adictos", apunta el texto.

Y agrega: "Otros estudios internacionales indican que mientras a un adulto le toma 7 años convertir el hábito de apostar en un consumo problemático, a un joven puede tomarle 2 años".

En primer lugar, preocupa el hecho de que "casi la totalidad de los adolescentes y jóvenes (94%) escucharon hablar de apuestas online", mientras que "el 40% apuesta actualmente o apostó recientemente". De estos, 3 de cada 4 dedican hasta dos horas diarias a las plataformas de apuestas que, en su mayoría, son ilegales.

Entre quienes no han apostado se destaca la "percepción de aislamiento", una sensación de "quedarse afuera del grupo" o "sentirse un boludo" por no apostar.

Consultados sobre lo que motiva la pérdida o ganancia en las apuestas, el 60% de los voluntarios respondieron que esto se explica por el azar. Pero 1 de cada 5 consideró que el resultado "depende de sus conocimientos", algo que se aprecia fundamentalmente en las apuestas deportivas.

Esto representa la ilusión de dominar los resultados, que se vincula además con los problemas de salud mental que experimentan los jóvenes que apuestan. En este sentido, el informe apunta que "el 30% de los apostadores ha experimentado ansiedad o estrés por el hecho de no haber podido realizar una apuesta".