Elio Del Re, titular de ADIMRA: "Cuando se destruye el capital, parte del tejido industrial no se vuelve a recomponer"

Elio Del Re, titular de ADIMRA: "Cuando se destruye el capital, parte del tejido industrial no se vuelve a recomponer"

El ingeniero industrial y referente metalúrgico asegura que el sector enfrenta una recesión vista solamente en pandemia. Opinó que el principal desafío para lograr competitividad es la brecha tecnológica y apunta a que el RIGI puede ser beneficioso en tanto se incluya a la industria nacional.

Elio del Re dijo que “la idea es desde nuestro sector ir marcando hacia adónde queremos ir y qué es lo importante para el desarrollo de la industria metalúrgica”.
Elio del Re dijo que “la idea es desde nuestro sector ir marcando hacia adónde queremos ir y qué es lo importante para el desarrollo de la industria metalúrgica”.

Elio Del Re, titular de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina, cuenta a este medio que la metalurgia es el segundo sector más pujante dentro de la economía argentina, luego del alimenticio. La entidad que lidera representa a 20.000 empresas y engloba a 300.000 trabajadores de forma directa y más de un millón de forma indirecta. Por su importancia en el entramado industrial local, focaliza en las complicaciones que resultan del contexto económico actual, tanto para producir como para sostener a la planta de trabajadores, en caso de prolongarse la recesión. En ese sentido, indica que el último el dato industrial de abril a nivel mensual -positivo- no es representativo del rubro.

A su vez, como el sector exporta a más de 150 países, señala con especial relevancia a la brecha tecnológica como el desafío central para mejorar la competitividad. Bajo esa lógica, el RIGI aparece como una oportunidad para promover inversiones, en tanto el régimen incluya activamente a la industria nacional

-El INDEC dio a conocer que la industria a nivel mensual marcó un 1,8% de crecimiento y lo mismo en la construcción, con un 1,7%. ¿Estos datos permiten avizorar el inicio de una recuperación?

Nuestro último dato correspondiente a abril nos marca una caída anual de 19.5% y una caída mensual de 2.3%. O sea que los datos generales de industria no son coincidentes con los de la industria metalúrgica.

La producción de maquinaria agrícola, a nivel interanual cayó 15.2%, bienes de capital 20.4%, equipamiento médico Equipamiento médico 22.2%, carrocerías y remolques bajó 23.2% y fundiciones 22.3%, entre otros.

En el promedio general estamos estamos de una caída muy fuerte, a niveles de salida de la pandemia. La utilización de la capacidad instalada nos está dando que está en 42,5%. Una brutalidad.

-Sin embargo, la metalurgia también está vinculada a sectores estratégicos a los que el Gobierno apuesta para el crecimiento económico, como la energía, el petróleo, gas y minería.

Es cierto. Esos rubros se están desempeñando relativamente bien, pero empiezan a volar algunos fantasmas: las importaciones y el RIGI.

Las condiciones están dadas para importar, hoy no hay ningún tipo de restricción. Se pide una autorización de importación y en 24-48 horas la tenés ejecutada. No se está manifestando numéricamente todavía, porque el mercado está muy caído. Pero con esto queremos decir que, bajo este esquema, cualquier recuperación que tengamos se la van a llevar los productos importados.

Y el otro fantasma que está volando es el RIGI, si se aprueba en el Congreso y cómo. A la espera de definiciones, hay muchas órdenes de compra que se pararon. Los incentivos de comprar afuera con el RIGI son muy tentadores.

¿La industria perdió competitividad durante estos meses? De todos modos, ¿no crees que hace tiempo que Argentina encuentra dificultades para abordar un proceso más virtuoso de inserción internacional?

Los problemas de competitividad en la Argentina vienen de hace muchísimo tiempo atrás y tienen que ver centralmente con la brecha tecnológica.

Para que eso se reduzca, se tienen que producir inversiones, tecnología de punta, otorgar capacitaciones y construir complejos científicos tecnológicos que contengan al sistema productivo.

Todo eso es un programa que solo se puede dar si las condiciones son a largo plazo, pero acá varían constantemente. Actualmente pasamos de una economía absolutamente cerrada, como la que teníamos antes, a una economía absolutamente abierta. Si apostamos en serio a la carrera de la productividad y la competitividad, la Argentina no tendrá nada que envidiarle a cualquier país.

-Es interesante el foco que planteás, porque cuando se le consulta a un empresario que habría que modificar para ser más competitivos, priorizan la estructura impositiva y el costo laboral.

El tema de los impuestos es importante, como así también la reforma laboral. Pero sobre este punto hay que hablar con mayor claridad. La propuesta tratada en el Congreso incluye un sistema de retiro voluntario. En nuestro caso, no lo vemos como un punto de virtuosidad. La metalurgia mantiene en promedio a un trabajador empleado por trece años, o sea no es una industria que se encuentra constantemente despidiendo. Entonces, para nosotros aceptar los cambios propuestos significaría aumentar el costo del producto.

-¿Considerás que el programa económico del Presidente, pese a la recesión actual, apunta a promover la inversión en el largo plazo?

Nosotros desde ADIMRA estamos de acuerdo en que exista un régimen de incentivo a las grandes inversiones. El problema es que ese régimen tiene que incluir a la industria nacional.

Es interesante el ejemplo de la industria de la maquinaria agrícola y el agro. La Argentina tiene condiciones naturales donde tiene una pampa húmeda excepcional para el ritmo de los cultivos y demás.

Al lado de ese recurso natural se desarrolló una industria que lo potenció. La industria de la maquinaria agrícola, exportada a más de 100 países en todo el mundo, desarrolló la agricultura de precisión, que exporta al mundo no sólo la máquina sino la forma de hacerlo.

El petróleo, gas y la minería pueden ser en el futuro las palancas de desarrollo de la Argentina, y ahí queremos intervenir activamente. El 50% de las compras industriales de la minería son metalúrgicas. El 70% de las compras industriales del petróleo y gas son metalúrgicas. Si nosotros pensamos el futuro de nuestro país, no podemos dejar que lo hagan otros, ni tampoco pasarnos de vuelta con lo que ofrecemos. Con mejorar las condiciones respecto de lo que ofrecen otros países que tienen los mismos recursos naturales, alcanza.

-En ese sentido, ¿el Gobierno los recibe cada vez que solicitan una reunión? ¿Les han planteado un programa industrial o políticas que tengan como norte el desarrollo del empresariado nacional?

El Gobierno nos recibe cada vez que le pedimos una reunión. Pero no estoy seguro de que exista una línea de trabajo vertical entre las diferentes capas de poder dentro de la gestión. El Gobierno está haciendo mucha macroeconomía y creo que llegó el momento de ocuparse de la economía real, de la economía de todos los argentinos. Hay que empezar a trabajar en eso, porque ordenar la fábrica está bien, pero si no hacemos que genere…

-Si la fábrica aún no genera, ¿cómo toma un empresario la posibilidad de invertir en mayor maquinaria, infraestructura, o de incorporar más empleados?

Difícil. La industria metalúrgica es 95% PyME de capital nacional y absolutamente federal. Las pequeñas y medianas empresas de capital nacional no tenemos forma de migrar para otro lado, nos tenemos que quedar acá, pero el margen se va acotando cada vez más.

También es cierto que exportamos a más de 150 países, pero la preponderancia en el mercado interno es fuerte. Hoy estamos con las dos puertas medio cerradas: la del consumo local, por la recesión, y la del mercado externo, por estar más caros.

Frente a este panorama, si las condiciones en adelante no cambian, si no empezamos a registrar una recuperación y mayor competitividad, vamos a estar complicados para sostenernos.

-¿Esas complicaciones se pueden traducir en despidos?

Por ahora vemos una caída de la ocupación desde diciembre a esta parte del 3% o 4%, sobre una base de 300.000 trabajadores directos, o sea, la industria pyme está aguantando, porque hay muchos pueblos que viven de sus fábricas, en donde el dueño de la empresa se encuentra con el laburante en el almacén. Además, esos trabajadores fueron capacitados, hubo una inversión en el recurso humano, no es solamente un número.

Sin embargo, si esta situación continúa en estos niveles, comenzarán a producirse mayores despidos, porque las reservas comienzan a agotarse.

-Cuando una pyme cierra sus persianas, ¿qué tan fácil es volver a abrirlas?

Es muy difícil volver desde el mismo lugar. Cuando se empieza a destruir el capital, hay parte del tejido que no se vuelve a recomponer, así como tampoco las intenciones de los próximos que buscan invertir.

Fuente: Ambito.com

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