La caída del 1,9% en las ventas expone la fragilidad del mercado interno, marcando un claro contraste con el discurso oficial.
De acuerdo a la consultora Scentia, el consumo masivo en Argentina cayó un 1,9% en agosto en comparación con el mes de julio, arrastrado por un desplome generalizado en los principales canales de venta. Este retroceso refleja la dificultad de los hogares para sostener sus compras en un contexto de salarios estancados y una inflación persistente.
Según el estudio, las mayores bajas se registraron en kioscos y almacenes (-4,4%), farmacias (-2,6%), y autoservicios (-2,2%). Incluso los mayoristas se vieron afectados, con una caída del 0,9%. Los únicos segmentos que escaparon a esta tendencia negativa fueron el comercio electrónico (+5,2%) y los supermercados de cadena (+2,2%).
Un panorama dispar y fragmentado
Aunque el consumo creció un 4% en la comparación interanual y acumula un alza del 1,2% en 2025, analistas advierten que estas cifras se basan en un punto de partida bajo y no reflejan una recuperación generalizada. La leve mejora se concentra en pocos segmentos del mercado, lo que deja al descubierto un panorama de consumo fragmentado.
Esta disparidad se evidencia en la comparación anual: mientras los supermercados cayeron un 5,1% interanual y los mayoristas retrocedieron un 8,1%, otros canales mostraron un crecimiento significativo. Los autoservicios independientes crecieron un 5,7%, los kioscos y almacenes un 10,3% y las farmacias un 3,3%. Por su parte, el comercio electrónico se muestra como el sector más dinámico, con un crecimiento interanual del 13,3%, aunque limitado a los sectores de mayores ingresos.
Las canastas y el cambio de prioridades
El análisis por tipo de producto confirma que las familias están ajustando sus presupuestos. Se registraron caídas en rubros no esenciales como higiene y cosmética (-3,1%) y bebidas con alcohol (-2%). En contraste, los aumentos se concentraron en alimentos básicos y de primera necesidad, como perecederos (+9,8%), bebidas sin alcohol (+4,5%) y limpieza (+4,3%).
Este comportamiento confirma que los hogares priorizan lo básico y recortan gastos en bienes secundarios, una respuesta típica en tiempos de crisis económica. Aunque el Gobierno insista en mostrar signos de recuperación, la realidad de las góndolas refleja un consumo que se enfría mes a mes, con un impacto particular en los sectores más vulnerables de la población.