La obra, que significó una inversión de 1.200 millones de dólares financiados por el Banco Mundial, se calcula que beneficiará a más de 4.300.000 personas del AMBA, al mismo tiempo que permitirá evitar la contaminación por líquidos cloacales sin tratar en la cuenca Matanza Riachuelo, garantizar la depuración de los efluentes y expandir el servicio.
El presidente Fernández sostuvo que “es una obra trascendental” y resaltó: “Lo hicimos con pandemia, guerra y sequía”. “La obra pública es un gran motor para el crecimiento de la economía y el empleo”, dijo y realizó un repaso por su gestión: “Hicimos mucho pero queda aún mucho por hacer”. En ese sentido, el mandatario llamó “a convencer a la Argentina para que Sergio sea el nuevo presidente, el que me suceda”.
Por su parte, Massa elogió a Fernández por haber podido concluir con una obra que inició Cristina Fernández y que se detuvo durante el Gobierno de Mauricio Macri. Asimismo, destacó a la presidente de AySA y su esposa, Malena Galmarini, por "el coraje para resolver este tipo de obra".
Durante el acto, el candidato llamó a defender el trabajo, el salario, el derecho a las vacaciones pagas, a las jubilaciones y las indemnizaciones. Sobre el final, señaló que así como la obra del Riachuelo la "empezó un gobierno peronista y la terminó un gobierno peronista, lo que falta también lo va hacer un gobierno peronista”.
A su turno, Ferraresi destacó que “la Nación y la Provincia resuelven los temas ambientales de CABA”. También, recordó que “en 2006 Néstor Kirchner recuperó AYSA, en 2015 Cristina Fernández inició esta obra, y Macri la frenó en 2016”. Y llamó a “seguir construyendo una Argentina que siga incluyendo”.
Del acto participaron el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo Nardini; el secretario general del Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias (SGBATOS), José Luis Lingeri; y el presidente de ACUMAR, Martín Sabbatella; entre otros.