En una conferencia ofrecida por obispos y actores de la vida social-política, se señaló además la necesidad de una presencia efectiva del Estado ante el avance del narcotráfico en las barriadas.
Cáritas Argentina realizó en el Barrio IAPI (partido de Quilmes), la conferencia "Estado o narcotráfico: valor de la integración socio-urbana en los barrios populares".
Con la participación de diversos actores de la vida social y política del país, el objetivo de la reunión fue pensar el presente y futuro de los barrios populares ante el avance del narcotráfico. En esa dirección, se hizo centro en la necesidad de la presencia inteligente del Estado, de los consensos, del diálogo entre personas de diferentes sectores y del protagonismo de la comunidad.
En la amplia y heterogénea mesa que se conformó, los oradores fueron: monseñor Oscar Ojea (obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina), monseñor Carlos Tissera (obispo de Quilmes y presidente de Cáritas Argentina), monseñor Gustavo Carrara (obispo auxiliar de Buenos Aires y vicepresidente de Cáritas Argentina), Mario Quintana (ex secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete de Ministros), Sebastián Welisiejko (ex secretario de Integración Socio Urbana de la Nación), Fernanda Miño (ex secretaria de Integración Socio Urbana de la Nación) y Juan Maquieyra (director ejecutivo de TECHO).
Los disertantes aportaron, desde su mirada, la importancia de contar con políticas públicas que nazcan del consenso, para avanzar en la integración socio-urbana de los más de 6.467 barrios populares del país, donde viven alrededor de 7 millones de personas.
Al iniciarse la conferencia, monseñor Tissera dio la bienvenida a los presentes, señalando: "Recuerdo al santo Cura Brochero, escribiéndole al gobernador, cuando le decía: 'Acá lo que abunda es la necesidad'. Lamentablemente, después de tanto tiempo, desde el conurbano profundo seguimos diciendo: 'Acá lo que abunda es la necesidad'. Por eso, convocamos a todas las personas de buen corazón a trabajar en este sentido. A mirar dónde está la necesidad. En ese sentido, todos los proyectos son bienvenidos".
Romina Segovia, referente del Centro Comunitario San Francisco de Asís (lugar donde se llevó adelante la charla), dijo por su parte: "Acá trabajamos pensando en cosas concretas. Por ejemplo, el centro comunitario o la droga. Recibimos a los jóvenes, porque creemos que eso es lo que hay que hacer. Vivimos momentos de extrema necesidad. Acá, la mano de obra fue gestionada por los vecinos, con procesos de formación en oficios para todos los vecinos del barrio. Pusimos empeño en la transparencia de gestión, y en abril terminamos de ejecutarla, demostrando que la organización comunitaria es posible".
Las posturas de los diferentes oradores
Monseñor Ojea: "En el año 2016, me encontré con Mario Quintana, que era vicejefe de gabinete en ese momento, quien me propuso que nos juntemos con las organizaciones sociales y la organización TECHO. Quería que Cáritas participara de ese encuentro. Ese proceso duró dos años, tiempo durante el cual estábamos sentados a la mesa personas que teníamos visiones diferentes. Se partió del concepto de integración, diferenciándolo del de separación. Ir a la integración significa asfalto, construir una habitación más, para no vivir hacinados".
"Es imperioso, cuidando todos los mecanismos que hacen a la transparencia, que el Estado se encuentre en nuestros barrios. De lo contrario, nos entregamos al narcotráfico. Hacemos un llamado a todos para trabajar para que no se dé en la Argentina lo que ya se dio en otros lugares en América Latina", agregó el prelado.
Welisiejko: "Me quedo con la palabra 'encuentro'. Sin encuentro no había nada... Lo más importante era que fue un encuentro de hacedores. Y de ese encuentro salió una política pública. La desintegración urbana es la manifestación de la desigualdad. No vamos a avanzar con una sociedad dividida. No se puede comerciar, no se puede transportar, no se puede circular. Antes, se hablaba de erradicación. Hoy se habla de integración. Reivindicar el encuentro, saliendo al encuentro de otros".
Quintana: "Nos importa que no haya inflación, nos importa que no haya déficit fiscal. Ahora, nos importan también estos problemas. Y no se soluciona sacándoles los recursos a los que menos tienen. Tenemos que hacer la integración urbana, porque es una de las decisiones más inteligentes. El consenso que se generó por ley fue unánime. No es poca cosa construir ese consenso. Y, por eso, lo tenemos que honrar. Hay que corregir errores sin demonizar, porque lo que está en juego es el sufrimiento de muchos hermanos. Lo que está en juego es el avance del narcotráfico. Mi llamamiento es a un abrazo, a ser serios en paliar el sufrimiento humano. Tenemos que dejar la desconfianza de lado y llamar al abrazo entre hermanos".
Miño: "Hoy que no está esa política (de integración sociourbana), y lo que no podemos frenar es el avance del narcotráfico. Las personas que quedan sin trabajo quedan a merced de estas organizaciones. Eso es lo que logra la retracción del Estado. Hoy, los barrios están en la desesperación de qué van a tener para comer. Pedimos que vuelva esta política, donde no hacíamos diferenciación de partidos ni de ideas para resolver los problemas de los vecinos y vecinas de nuestros barrios".
Maquieyra: "Generar otra vez ese consenso (que se generó con las políticas de integración sociourbana). Hay que tender puentes y generar el encuentro hasta que duela. Eso es lo que pasó cuando esto nació, y lo tenemos que volver a hacer ahora. El camino tiene que ver con el encuentro, con lo aprendido al animarnos a sentarnos con el que piensa distinto; creo que es posible animarse a esta patriada".
Monseñor Carrara: "Cuando hablábamos de integración, queríamos decir que los vecinos de los barrios populares no sólo dan qué pensar, sino que piensan; no solo dan qué sentir, sino que sienten; y no solo padecen las injusticias, sino que generan soluciones para resolverlas. Ellos tienen que estar sentados en la mesa de las decisiones. Cómo quieren vivir, qué es lo que anhelan. Me parece luminosa esa idea de hacer dialogar la macroeconomía con las ideas concretas de un barrio popular. Hay que buscar caminos alternativos para hacerla dialogar. Porque hay urgencias, y es claro que no se puede recortar por los más pobres. Eso, desde el punto de vista cristiano, es un pecado. Una presencia inteligente y necesaria del Estado, porque si no el narcotráfico va avanzando y mata personas en concreto, hipoteca la vida de niños y adolescentes".
En la conferencia también estuvieron presentes: monseñor Marcelo Julián Margni (obispo de Avellaneda-Lanús); monseñor Eduardo Gonzalo Redondo (obispo auxiliar de Quilmes); monseñor Juan Carlos Romanín SDB (obispo emérito de Río Gallegos); sacerdotes que viven y trabajan en las villas; y María Migliore (ex ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires).
Más información, en www.caritas.org.ar y redes sociales.
AICA