La Diócesis de Quilmes celebró la tradicional Misa de la Esperanza en su 30º edición, y la 9ª Jornada Mundial de los Pobres, con el lema “Tú, Señor, eres mi esperanza” (cfr. Salmo 71, 5). Esta celebración tuvo lugar en el Cruce Varela, con la participación del Obispo de Quilmes, Carlos José Tissera, el Obispo Auxiliar de la Diócesis, Eduardo Gonzalo Redondo, el Obispo emérito de Río Gallegos y colaborador activo en la diócesis, Juan Carlos Romanín sdb, sacerdotes, diáconos, religiosas y pueblo de Dios que se hizo presente a pesar de las altas temperaturas, para encontrarse y celebrar en el año jubilar diocesano, y caminar juntos hacia el Tercer Sínodo Diocesano y el 50º aniversario de la diócesis que tendrá lugar en 2026.

Monseñor Tissera hizo memoria del querido Papa Francisco y resaltó la figura y enseñanzas del Papa León XIV. Y recordó a todo el Pueblo de Dios que “venimos para reafirmar nuestra fraternidad, haciéndonos una sola cosa con Jesús y con tantas hermanas y hermanos que caminan junto a nosotros, cansados y agobiados por el peso de la injusticia, del maltrato, de la exclusión, de la falta de trabajo, de la falta de oportunidades. Traemos la angustia de los que viven la inseguridad laboral, el dolor de las víctimas de la violencia en todas sus formas. Traemos al altar el tormento y la tristeza que causa la adicción de toda clase; el padecimiento de los enfermos, de los sufren por no tener acceso a los medicamentos; también el desconsuelo de los que son discriminados por su origen racial, el sufrimiento de las víctimas de tantas clases de abusos y atropellos; el clamor y la paciencia de las jubiladas y los jubilados que piden ser escuchados y reconocidos en sus reclamos. En este altar se hace presente todo el dolor de los que sienten la muerte de sus seres queridos, muchos a causa de las injusticias humanas. Llegan también a esta mesa de los hijos de Dios, los gritos y los llantos de los niños con hambre, malnutridos, y de los que andan sin rumbo buscando un hogar, un consuelo en quienes puedan darle un plato de comida, una palabra de cariño y un consejo que los anime a vivir con alegría”.

Además, el Obispo de Quilmes hizo propia la oración que el Padre Obispo Jorge Novak invitó a rezar en el tedeum de mayo de 2001, en la que imploraba que “que Dios bendiga nuestro país, a los pobres, a nuestros gobernantes, a los empresarios, a los dirigentes, a los responsables de administrar justicia, a los pastores, a nuestras comunidades, a los jóvenes, a las mujeres, y a los niños.”

Tissera agradeció la presencia en la Misa de la Esperanza, y a la Vicaría de Solidaridad por la organización de la jornada. Y también dio las gracias “por tantas y tantos que en los distintos lugares de la Diócesis van sembrando esperanza con su entrega y servicio, especialmente en favor de los más humildes”. Y explicó que “La próxima Misa de la Esperanza será después de la conclusión del Tercer Sínodo Diocesano. Ya tendremos delineados las líneas pastorales que nos animarán en el camino de los próximos años. La impronta dada por el Padre Obispo Novak, y las luminosas enseñanzas del Papa Francisco, harán de nuestra Iglesia de Quilmes, la Iglesia que soñó Jesús, una Iglesia samaritana, cordial, solidaria y en búsqueda de la justicia y la paz. Una Iglesia pobre para los pobres”.

Previo a la celebración religiosa, durante la tarde calurosa, los diferentes departamentos, movimientos y grupos de la diócesis compartieron la riqueza de sus carismas en la Expo-Feria y Memoria agradecida en el marco del recuerdo del Siervo de Dios Jorge Novak, primer Obispo de la Diócesis, de quién también se celebrará el 50º aniversario de Ordenación Episcopal en 2026.