Allá afuera, en las puertas de la hora pico, el sol ilumina las calles con sus amables 25 grados, los padres esperando en las puertas de los colegios, las calles comienzan a congestionarse y el transporte experimenta su demora habitual. La vida sigue su curso con total normalidad. Acá adentro, en este pequeño punto del universo, al calor de los equipos transistores sucede la magia. Nada más y nada menos que el complejo, pero fascinante arte de combinar notas musicales. Si, en el laboratorio de La Escuela Rebelde se están formando músicos notables, que componen y ejecutan canciones que probablemente en un futuro no muy lejano escucharemos por todos lados.
Kudo Galleguillo, el hombre de apariencia dura que destila rock, pero con un aura de generosidad, de encanto, de amistad fraterna, el de la voz grave que habla fuerte y usa las palabras certeras está al frente de esta institución con gran prestigio y larga trayectoria.
-Hace treinta y dos años que estoy dando clases- comenta Kudo con una pequeña risa y con la mirada fija en la nada como evocando algún bello recuerdo de sus inicios.
Junto a su hijo Chochín, quien lo acompaña como profesor desde hace diez años, se propusieron a trabajar en un ensamble con algunos de sus alumnos para formar una banda, la cual participará en un evento. Mientras los profesores, padre e hijo discuten la estructura y tiempos de la pieza, los jóvenes músicos se calzan los instrumentos y con una concentración propia de un experto en explosivos, afinan sus guitarras y su bajo con el ceño algo fruncido para agudizar el oído, ajustando las clavijas con suaves movimientos hasta que las cuerdas se extienden hasta su tono exacto.
Esos chicos, como otros tantos llegan desde diferentes puntos no tan cercanos para recibir las clases del experimentado Kudo, en esa escuela tan especial, ubicada en la calle 30 entre 151 A y 152 del hermoso barrio de Villa España, en Berazategui.
-Acá viene gente de Ballester, La Plata, Temperley, Bernal. Nos eligen porque no vendemos fruta podrida, los que estudian acá saben que tocar un instrumento no es fácil, que tienen que dedicarle tiempo. Ellos elijen qué tocar y nosotros los guiamos en ese camino y le estamos encima.
-Una escuela rebelde con disciplina- Aporta Chochín pertinentemente, dejando a claras que es un orador elocuente como su padre, Kudo.
Kudo y Chochín
El baterista comienza el conteo en el ride y la banda de músicos seleccionados comienza a sonar al unísono con un rock and roll a lo AC/DC, muy enérgico, ganchero, no tan complejo pero efectivo. Todo suena perfectamente aceitado, todas las piezas encastran en su lugar, los ejecutantes están tranquilos, nada los intimida, ni siquiera las grandes personalidades que observan, Randy Rhoads, Dave Mustainen, Ace Frehley, Slash, y su santidad, el dios del Heavy Metal, Ronie James Dio, que cuyos afiches, empapelan las paredes del pequeño estudio, con el piso alfombrado y satisfactoriamente acustizado.
-Cuando era joven, me complicaba tocando cosas muy difíciles como los arreglos de Megadeth, con el tiempo me di cuenta que las cosas más sencillas suenan mucho mejor, esta canción que están haciendo los chicos está muy buena. A veces los más complejo no es lo más lindo. Después es corta, una canción te gusta o no, sea cual sea.
La Escuela Rebelde fue convocada para representar a Berazategui en los Torneos Bonaerenses que se llevarán a cabo durante el mes de junio, donde competirán bandas de todos los municipios de la provincia. Kudo se mueve con total seguridad y se muestra risueño ante el resultado positivo que obtuvieron al cruzar a estos jóvenes talentos que se conforma: por el golpe furioso y preciso de Nenu en batería, por la pared impenetrable del bajo de Maia, por la técnica pulida de la guitarra de Joaco y la actitud rockera de Santi en guitarra y voz.
-Una mujer que trabaja en el municipio de Berazategui nos vio en la muestra que hicimos en La Humanitaria en diciembre y se quedó loca con nosotros. Nos llamó para que participemos. Es nuestra primera vez en este torneo - Kudo se refiere a una muestra que llevaron a cabo en un teatro, donde tocaron todos sus estudiantes.
Los músicos, repasan el tema para ajustar algunas pequeñas cuestiones. Por cada vuelta que la pieza da, vuelve con arreglos que hacen que suene mucho mejor. El sonido golpea directamente en el pecho, los chicos lo están dejando todo, aguantan el peso del instrumento en la espalda, el oxígeno es escaso, la presión atmosférica es alta, se mezclan los olores de las plaquetas calientes y el sudor. Eso es el rock and roll que tanto aman y al que se aferran como un ancla en medio de la tormenta.
-Nosotros estamos en contra del método académico duro, lo descartamos porque eso abruma al que quiere aprender. La música tiene vida y alma, y eso se lo saca. Acá cortamos caminos para llegar a tocar las cosas que nos gustan, los instrumentos son muy difíciles y si no cortas camino, vas a tener cien años y no vas a llegar a lo que te gusta.
La puerta se abre y entra un aire renovador. El gran maestro felicita a cada uno de los chicos y les marca puntos que cada uno tendrá que trabajar en su espacio. Mientras tanto, ellos acomodan cuidadosamente los preciados instrumentos dentro de la protección de los estuches, uno agarra dos libros y los mete en su mochila. No se tratan de cualquier libro, sino de los manuales escrito por Kudo, El Manual del alumno rebelde volumen 1 y 2.
-esos libros nacieron a partir de fotocopias que yo iba haciendo. Yo se las daba a los chicos para que las estudien, pero algunos eran muy colgados y las perdían. Entonces empecé a recopilar ese material y salieron estos libros que los usamos para trabajar acá.
Libros publicados por Kudo
Los manuales de Kudo, están compuestos por una cuidadosa y estudiada selección de técnicas y ejercicios de las figuras que han hecho de la guitarra, el instrumento por excelencia. En el mismo están los artilugios de Van Halen, Slash, Jimmy Hendrix y nuestros héroes locales Osvaldo Civile y Pappo. Sin embargo, como el mago que saca una carta de bajo de la manga, Kudo habla de un conmovedor texto que se encuentra en el libro.
-En el volumen dos, hay un cuento que responde muchas cosas sobre la Escuela Rebelde. Habla sobre un personaje intelectual de las escuelas legales y de otro que toma un camino diferente, se toma las cosas con la misma seriedad, pero le busca el alma a la música. Un rebelde. Esos seríamos nosotros.
Kudo, que se denomina como un autodidacta, sabe cómo marcar el rumbo de cada músico que se acerca a la escuela, no solo en lo musical, sino en cómo equiparse adecuadamente y como llevar adelante una performance propia de un rock star. Siempre en el más pequeño detalle, con la vista de águila y oído de un búho que los años en los escenarios le regalaron.
-Nosotros trabajamos para que las cosas salgan súper bien. Entonces si tenés una noche floja en vivo las cosas te van a salir bien. Si te preparas para que salgan bien, con una noche mala las cosas te van a salir regular, y así podemos seguir. Por eso nos preparamos para que todo salga súper bien. Esa es nuestra mentalidad y le rompemos las bolas a los chicos para que se pongan las pilas y ellos responden.
Los chicos salen del estudio encandilados por el sol, seguramente, al llegar a sus casas se encierren en la intimidad de sus habitaciones a seguir alimentando su pasión, intentando crear un riff memorable, un solo que te obstruya la garganta y te haga tragar saliva de la emoción, una canción que irrumpa en el centro del cerebro y ya no salga jamás de ese lugar. Kudo, el hombre que defiende la música bien tocada a capa y espada, se prepara para recibir a su próximo alumno con la misma energía y dedicación que a todo los demás. Su único deseo es formar a los mejores músicos en un ambiente de mucho respeto, disciplina, camaradería y sobre todo de rock and roll.
Por Jonathan Guevara