Esto subraya el rol cada vez más dominante de lo digital en nuestras vidas. Simplemente revisando nuestro tiempo en pantalla, podemos ver cómo estamos completamente sumergidos en este entorno y comenzamos a entender que nuestras elecciones "racionales" dependen de ser parte del "right on target" del producto.
La pregunta que surge es: ¿elegimos o nos eligen? Scrollear por redes sociales se ha vuelto una actividad placentera y adictiva, que se intensifican con fórmulas personalizadas hacen nuestra experiencia alinearse con nuestras creencias y gustos, aislándonos de opiniones que nos resultan incómodas. De hecho, el 53% del tiempo global de pantalla se dedica a los smartphones , donde la interacción digital parece sustituir cada vez más las conexiones cara a cara, impactando en cómo nos relacionamos incluso en discusiones políticas o sociales.Los algoritmos no solo nos facilitan el trabajo, sino que, en muchos casos, refuerzan nuestras percepciones y opiniones, creando burbujas de información en las que interactuamos solo con personas de pensamiento similar.
Un estudio de IBM reveló que el 76% de los miembros de la Generación Z admite pasar demasiado tiempo en sus teléfonos inteligentes, lo que plantea una pregunta inquietante: ¿hemos comenzado a replicar este modelo de hipersegmentación en nuestra vida cotidiana? ¿Las experiencias reales prevalecen sobre la multiplicidad de opciones que intentan moldearnos de manera oportunista?
En esta era de E-Realidad, vemos la tendencia a realizar actos políticos bajo techo o en lugares cada vez más reducidos, ya que los líderes políticos se adaptan a nuevos formatos, no solo al dar el mensaje, si no también en interactuar con propios, ajenos y con otros líderes.
Dicha conectividad tan efectiva genera que el actual presidente, Javier Milei, o Cristina Fernández de Kirchner, cuantitativamente, pueda activar a varios estadios de fútbol a través de sus redes con un solo mensaje.Lastesis, con su himno feminista, de Valparaíso - Chile, el #EndPoliceBrutality en el caso George Floyd de Minneapolis, E.E.U.U. o #MarielleVive desde Río de Janeiro - Brasil, tal cual lo señalan Boczkowski y Matassi en su libro "conocer es comparar", demuestran que las fronteras conocidas ya no son un obstáculo, hechos reales que viajan digitalmente y vuelven a cobrar vida en diferentes continentes, aunque sus culturas sean desemejantes.
Ganará la idea fuerza en comunicación hipersegmentada nutrida de una cantidad innumerable de datos, o colapsará, como describe la frase que James Carville allá por 1992 escribió en el búnker de campaña de Bill Clinton "the economy, stupid" ? Dependerá de hasta qué punto estamos dispuestos a abandonar la realidad tangible por la comodidad que nos ofrece el algoritmo.