En un escenario provincial atravesado por la polarización entre el oficialismo nacional y las fuerzas que lo enfrentan en el ámbito municipal, la elección del pasado 7 de septiembre en Quilmes dejó una sorpresa que sacudió el tablero político local: Juan Bernasconi, expresidente del Concejo Deliberante, derrotó al radicalismo de Fernando Pérez y consolidó a Nuevos Aires como la fuerza emergente en el distrito.
En un escrito enviado a la Prensa, añadieron que “el triunfo de Bernasconi no sólo representa un golpe directo a la histórica estructura radical, que durante décadas funcionó como una de las columnas del sistema político quilmeño, sino que también abre un nuevo capítulo en la disputa por el electorado de centro, un espacio siempre codiciado pero pocas veces conquistado con tanta claridad. Con apenas poco más de un mes de trabajo intenso, el equipo de Nuevos Aires apostó por una campaña de proximidad, creativa y fuertemente anclada en el uso estratégico de las redes sociales”.
, ideas y compromiso se pueden abrir caminos nuevos”, remarcaron desde el espacio tras confirmarse la victoria, en una celebración que muchos interpretaron como un quiebre cultural frente al dominio de los aparatos partidarios.
“Quiero agradecer a los vecinos que confiaron en nosotros. Me comprometo a seguir trabajando para hacer de Quilmes la ciudad que nos merecemos”, señaló Bernasconi en su mensaje de cierre, donde dejó claro que la apuesta de su espacio no se limita a una elección, sino a la construcción de un nuevo actor con vocación de poder. La irrupción de Nuevos Aires obliga a repensar las coordenadas políticas locales. Hasta ahora, el radicalismo y el peronismo habían marcado el ritmo de la competencia, con ocasionales irrupciones de fuerzas menores. La victoria de Bernasconi rompe esa lógica y abre un escenario de tercios que puede redefinir las alianzas y estrategias de cara a los próximos turnos electorales.
En un contexto nacional donde la sociedad demanda renovación y cercanía, el caso de Quilmes podría ser una muestra anticipada de los cambios que empiezan a gestarse en distintos distritos del conurbano. Lo que hasta hace poco parecía un experimento político incipiente, hoy se convierte en una fuerza con capacidad de incomodar a los partidos tradicionales y de plantear un camino alternativo. El radicalismo sufrió una derrota dolorosa. Bernasconi y Nuevos Aires celebran un triunfo que, más allá de los números, representa un hecho político de peso: el nacimiento de una nueva referencia en el mapa quilmeño.