La investigación hizo un seguimiento durante casi tres años a 551 pacientes con epilepsias resistentes al tratamiento que recibieron cannabis farmacéutico altamente purificado. La mitad redujo las crisis más de un 50% y casi el 70% de los que respondieron a la terapia pudo reducir o eliminar otras medicaciones. Su potencial en el abordaje de otras patologías, la posibilidad de escalar las dosis y los beneficios de la administración temprana.
La mayor investigación hecha hasta hoy en la Argentina sobre el uso de cannabidiol (CBD) altamente purificadopara el tratamiento de epilepsias severas resistentes al tratamiento mostró que la mitad de los pacientes experimentó una reducción en la frecuencia de las convulsiones y a la vez hubo mejoras significativas en su calidad de vida, incluyendo la posibilidad de reducir o eliminar otras medicaciones. Además el trabajo concluyó que la administración de cannabis farmacéutico es segura y bien tolerada y recabó evidencia que indica que su uso temprano podría reducir el daño neurológico que suelen producir este tipo de patologías.
A nivel global, alrededor del 1% de los niños tendrá epilepsia en algún momento de su vida. La mayoría responde bien al tratamiento, pero un grupo de ellos tiene epilepsias severas que corresponden a la formas que son resistentes tanto al tratamiento con medicamentos como a los tratamientos no medicamentosos.
El estudio multicéntrico, descriptivo y de “vida real” siguió entre marzo de 2021 y diciembre de 2024 a 551 niños con epilepsias que no responden al tratamiento farmacológico y no farmacológico tratadas con CBD purificado. Se hizo en 10 centros distribuidos en distintos puntos del país, incluyendo las provincias de Salta, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Santa Fe, Entre Ríos, Chubut y la Ciudad de Buenos Aires. Se trata del grupo más grande estudiado hasta hoy en la Argentina. Los chicos, de entre 6 meses y 16 años, tenían cuadros resistentes a los tratamientos.
“La motivación principal fue la necesidad de contar con una opción terapéutica farmacológicamente seria y regulada para pacientes con encefalopatías epilépticas y del desarrollo resistentes al tratamiento. Se trata de patologías muy severas, con una gran carga de crisis y una marcada afectación en la calidad de vida de los niños y sus familias, siendo esto un gran desafío para los neurólogos y epileptólogos pediátricos. Ante esta realidad, era fundamental evaluar un producto seguro aprobado por ANMAT y generar evidencia local sobre su eficacia, seguridad y tolerabilidad en el contexto clínico real”, explica el doctor Roberto Horacio Caraballo, consultor honorario de Neurología del Hospital de Pediatría Garrahan e investigador principal del CONICET.
Los resultados de la investigación muestran que el 50.6% de los pacientes experimentó una reducción superior al 50% en la frecuencia de las convulsiones, luego de un período de seguimiento de entre 12 y 32 meses. Un dato importante es que el 14.2% quedó libre de crisis epilépticas, lo que constituye una mejora en su calidad de vida y el de sus familias. El CBD resultó un tratamiento seguro y bien tolerado y los efectos adversos fueron leves y transitorios, en su mayoría resueltos con un ajuste de la dosis administrada.
“Este estudio aporta varios elementos que complementan y amplían lo que se conocía hasta ahora sobre el uso de CBD altamente purificado. En primer lugar, reúne un número importante de pacientes, lo que fortalece la solidez de los hallazgos. Además, es un trabajo multicéntrico integrado por neurólogos infantiles formados en su mayoría en el hospital Garrahan y referentes en sus respectivas regiones con quien mantenemos un trabajo de formación continua, educación e investigación, que incluye niños con distintos síndromes epilépticos y diversas etiologías, reflejando mejor la realidad clínica de estos cuadros. Finalmente, contamos con un seguimiento prolongado, que nos permitió evaluar no solo la respuesta inicial, sino también la eficacia, la tolerabilidad y la sostenibilidad del tratamiento a largo plazo”, destaca el doctor Caraballo, quien es co-coordinador del Consejo Mundial de Incidencia Política de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE).
Mejor calidad de vida y menos medicaciones
El estudio arrojó otros dos datos auspiciosos. El 63.9% de los pacientes mostró una mejora en la escala CGI-I (Clinical Global Impressions-Improvement), que evalúa el impacto general en el estado clínico del paciente, lo que refleja un efecto positivo en su calidad de vida. Además 7 de cada los 10 chicos que respondieron al tratamiento pudieron reducir o suspender otras medicaciones antiepilépticas que estaban tomando.
“Las mejoras en las comorbilidades identificadas en las fases tempranas del estudio en general se mantuvieron a lo largo del tiempo. Observamos cambios positivos en el contacto visual, las habilidades motoras, la comunicación verbal y no verbal, el comportamiento, y los patrones de sueño. Este aspecto es especialmente relevante porque, en muchos casos, los trastornos conductuales resultan tan difíciles de sobrellevar para las familias como las propias crisis epilépticas. Al disminuir estas alteraciones, también mejora de manera notable la calidad de vida”, remarca el experto y agrega que “reducir otras medicaciones también es clave, porque disminuye los efectos adversos y evita que la politerapia empeore las crisis. De hecho, simplificar el esquema puede ayudar a mejorar el control”.
Nuevos usos, dosis y desde cuándo administrar el CBD
Durante los casi tres años que se llevó adelante la investigación, se les administró a los pacientes Convupidiol, del laboratorio Alef Medical, que fue el primer derivado del cannabis aprobado por ANMAT como producto farmacéutico en la Argentina. Actualmente está indicado como tratamiento complementario de convulsiones asociadas con el síndrome de Lennox-Gastaut (LGS), el síndrome de Dravet (DS) en pacientes desde los dos años de edad y la epilepsia secundaria a esclerosis tuberosa a partir de un año de edad.
Los hallazgos de la investigación tienden a mostrar un horizonte más amplio para el uso del CBD purificado. En sus conclusiones, el estudio indica que “se observó una respuesta igualmente favorable entre las epilepsias para las que el CBD ha sido aprobado y otras epilepsias severas con compromiso del neurodesarrollo y resistentes al tratamiento para las que el CBD se utiliza actualmente off-label. Estos hallazgos resaltan la necesidad de aprobar el uso de CBD en una gama más amplia de epilepsias resistentes a tratamientos farmacológicos y no farmacológicos”.
“Se encontró que el CBD no solo es efectivo para la epilepsia, sino también para comorbilidades como el trastorno de déficit atencional e hiperactividad (TDAH), la irritabilidad y los comportamientos disruptivos. Esto abre la posibilidad de su uso en otras patologías relacionadas con la epilepsia, como el autismo. La asociación entre epilepsia y el autismo es frecuente y no fortuita: existe una relación bidireccional, ya que los niños con autismo pueden desarrollar epilepsia y aquellos con epilepsias graves pueden presentar autismo. A medida que se acumula evidencia sobre los beneficios del CBD en este contexto, se amplía la oportunidad de utilizarlo en niños con autismo y trastornos de conducta severos. Recientemente hemos publicado el uso de CBD en un grupo de niños con autismo severo con resultados prometedores”, desarrolla el doctor Caraballo.
En sus conclusiones, el informe del estudio multicéntrico destaca que “se administraron dosis altas de forma segura (hasta 50 mg/kg/día) para lograr una reducción en la frecuencia de las crisis epilépticas” y remarca que también se usó el CBD altamente purificado “en pacientes menores de un año (desde 6 meses de edad). El inicio temprano del tratamiento en este grupo de epilepsias severas puede ayudar a mitigar el impacto de la enfermedad”.
“Muchos de los síndromes epilépticos incluidos en el estudio comienzan en los primeros meses de vida y afectan de forma marcada el desarrollo neurológico. Por eso, iniciar el CBD lo antes posible puede ayudar a evitar un deterioro mayor, que en muchos casos es irreversible. En algunos niños también fue necesario usar dosis más altas para mejorar el control de las crisis y la actividad del EEG, y eso se tradujo en un mejor impacto global en su desarrollo neurológico”, detalla el especialista.
Finalmente, los hallazgos muestran que la administración de cannabidiol con alimentos o terapia cetogénica aumenta las concentraciones plasmáticas, lo que puede mejorar la eficacia y permitir dosis más bajas, reduciendo efectos secundarios. Y a la vez abren la puerta a un posible un rol del CBD para la medicina de precisión en diferentes síndromes epilépticos y etiologías, incluyendo variantes genéticas específicas.
“A nivel global, alrededor de 1% de los niños tendrá epilepsia en algún momento de su vida. Aunque contamos con muchos medicamentos, algunos pueden generar efectos adversos y no siempre logran controlar las crisis, sobre todo en los síndromes epilépticos o tipos de epilepsias más severos que son resistentes a los tratamientos. Por eso buscamos alternativas que mejoren realmente la vida de estos niños y sus familias. En el contexto de una opción terapéutica relativamente nueva, como el CBD, disponer de un seguimiento cercano a tres años aporta un valor significativo. Este periodo prolongado fortalece la solidez de nuestros resultados y respalda la consistencia de los efectos observados con el cannabidiol purificado. Además, nos permitió corroborar de manera sistemática lo que ya percibíamos en la práctica clínica cotidiana y reforzarlo mediante un estudio de investigación”, concluye el doctor Roberto Horacio Caraballo.