El 5 de diciembre se celebra en todo el mundo el Día del Voluntariado, una fecha que en el ámbito empresarial cobra un nuevo sentido: poner en valor el voluntariado corporativo como una práctica que impulsa a las organizaciones y a sus equipos a dedicar tiempo, recursos y conocimiento para acompañar a quienes más lo necesitan.

El voluntariado corporativo no se trata solo de donar: se trata de estar presentes, escuchar, construir vínculos con la comunidad e involucrarse en causas que transforman realidades todos los días.

En Argentina, según estimaciones de organizaciones sociales y registros municipales, funcionan más de 10.000 comedores y merenderos comunitarios distribuidos en barrios populares de todo el país. Son espacios fundamentales donde, además de garantizar un plato de comida, se generan redes de contención, acompañamiento y protección para las familias.

Detrás de cada comedor hay historias de lucha, voluntad y un compromiso que trasciende lo asistencial. Una de ellas es la de Lola Gómez, coordinadora del comedor Mi Esperanza en el barrio Carlos Gardel, ubicado en El Palomar, Morón.

Mi Esperanza: la historia de Lola Gómez, la mujer más grande en liderar un comedor comunitario en Argentina

Lola Gómez, hace 20 años, fundó el comedor Mi Esperanza. Hoy tiene 76 años y su compromiso con la comunidad del barrio Carlos Gardel es total. Gómez lo dijo sin vueltas: "Soy la más vieja de todos los comedores que hay y voy a morir en mi comedor."

Comenzó con un pequeño ropero social, donde regalaba ropa a las familias del barrio. Después vino la merienda. Y un día tomó una decisión que le cambiaría la vida y confesó: "Dije: no, voy a hacer un comedor. Me propuse hacer el comedor.

Desde entonces, Mi Esperanza creció junto a ella. Hoy ofrece comida tres veces por semana, lunes, miércoles y viernes, además de meriendas los días restantes. Los números hablan por sí solos: “entregamos entre 50 y 60 tuppers cada vez que se da la comida” explicó Gómez.

Pero el verdadero impacto de Lola y su comedor se entiende cuando ella cuenta por quienes trabaja: mamás solas, familias numerosas, personas con discapacidad, adultos mayores, y chicos que llegan con una necesidad pero también con una historia.

Además de cocinar, Lola cumple otro rol silencioso: el del acompañamiento social. Escucha, contiene, gestiona ayuda frente a casos de violencia de género, falta de vivienda o urgencias familiares. "Yo absorbo cosas de otros. A veces la gente viene con problemas muy graves. Y hay que estar”, reflexionó Gómez.

Y aunque cualquiera imaginaría que un equipo grande está detrás de semejante tarea, la realidad sorprende: "Somos dos solas. Cocinar, entregar, buscar proveedores…todo”, aseguró la fundadora de Mi Esperanza.

Su jornada empieza temprano: “ayer bajé a las siete de la mañana y subí a las cuatro de la tarde”. Tiene prótesis en las dos rodillas y aun así trabaja nueve horas seguidas, ad honorem, con la convicción de que su misión es estar donde la gente la necesita.

El comedor Mi Esperanza existe y se sostiene por la ayuda de la comunidad. Vive gracias a la solidaridad del barrio, el carnicero, la verdulería, vecinos, amigos, y también gracias al apoyo de empresas. Entre ellas, Grupo L, con quien Lola mantiene un vínculo de confianza y afecto profundo. "Estoy muy agradecida con Grupo L, no me puedo quejar jamás en mi vida”, concluyó Gómez.

El compromiso de Grupo L con los comedores comunitarios

A lo largo de los años, Grupo L consolidó un programa de acompañamiento sostenido a comedores y merenderos que trabajan en contextos vulnerables, con un enfoque centrado en el fortalecimiento comunitario. En el año 2024, Grupo L, donó más de $191.043.281 a organizaciones y comedores, que generan un impacto positivo en sus comunidades. La relación con Lola y con Mi Esperanza es un ejemplo de ese compromiso: una ayuda que no solo se expresa en mercadería, sino también en presencia, escucha y apoyo humano.

Esa presencia constante es la esencia del voluntariado corporativo: estar cuando hace falta, sin esperar nada a cambio, construyendo redes reales con quienes sostienen el bienestar de los barrios.

Grupo L es una compañía 100% nacional que brinda soluciones integrales para empresas a lo largo de todo el país. Cuenta con tecnología de vanguardia, una sólida capacidad logística y el compromiso de 7.000 colaboradores para ofrecer un servicio de calidad y eficiencia a más de 500 clientes nacionales, regionales e internacionales.