La Campaña Antártica 2025 ha puesto en marcha un operativo logístico y nutricional sin precedentes. La empresa Grupo L ha enviado un total de 223.735 raciones completas para abastecer a las bases, buques y campamentos argentinos. Este gigantesco envío es la única provisión de comida para todo el año, lo que obliga a que cada paquete conserve su calidad y valor nutricional sin fallos.

Un desafío logístico y emocional
Laura Bousoño, Gerente de Planificación Estratégica de Insumos en Abastecimiento de Grupo L, subraya que alimentar a quienes están en el lugar más austral del planeta es una forma de "hacer soberanía". La planificación es un trabajo de meses, donde un equipo de especialistas diseña un menú que no solo sea nutritivo, sino que también sirva como un soporte emocional para quienes viven en condiciones extremas.
La vida en las bases argentinas
Argentina cuenta con siete bases permanentes en la Antártida, como Esperanza (donde viven familias) y Marambio (el principal punto aéreo), además de otras seis de verano. En un entorno donde el silencio y el frío son constantes, la comida se convierte en el corazón de la vida comunitaria. Un mate compartido, un guiso caliente o una torta de cumpleaños son gestos que conectan a los residentes con el continente y alivian el aislamiento.
Un menú pensado al detalle
El diseño del menú es una ingeniería nutricional. Dado que las frutas y verduras frescas son escasas, se envían productos congelados y enlatados. Las proteínas provienen de carnes, huevos y fuentes vegetales. Además de lo nutritivo, la dieta incluye "tesoros emocionales" como yerba, galletitas y chocolates, que son clave para mantener el ánimo alto. El menú base se repite cada cuatro semanas, con adaptaciones según la disponibilidad.
La odisea del traslado
El envío de las viandas es una travesía. La mercadería se prepara en el continente y es transportada principalmente por el rompehielos Almirante Irízar. Las entregas son muy sensibles al clima, y si el acceso se cierra por viento, no hay posibilidad de reabastecerse hasta la próxima campaña. La falta de margen de error convierte a esta logística en una parte vital de la supervivencia en el polo sur.