
Félix, un hombre de convicciones firmes y un espíritu gaucho auténtico, no dudaba en alzar su voz contra la injusticia. Con él compartimos debates apasionados y fructíferas coincidencias, forjando un vínculo basado en el respeto mutuo y la admiración por su compromiso. Su carácter, una mezcla de bondad entrañable y una chispa aguerrida, lo convirtió en una figura inolvidable.
Su visión y perseverancia lo llevaron a ser uno de los primeros en señalar y combatir la crueldad inherente a la tracción a sangre, sembrando una semilla de conciencia que perdura hasta nuestros días.
La partida del Gaucho Félix deja un vacío imborrable en la comunidad protectora de animales. Su legado de lucha y amor por los seres vivos es un faro que nos guía.
Descansa en paz, querido Félix. Tu obra perdurará.
Adrián Di Nucci